Estas industrias, enclavadas en una nación de mil 100 millones de habitantes, el 60 por ciento de ellos jóvenes, retan a México a competir como ellos, sin una reforma estructural y con altos precios de energéticos.
Pankaj Baliga, vicepresidente de TATA Group, el más importante en esta ciudad de la costa occidental india, sentencia desde ahora que el objetivo trazado es convertir a su país, junto con China, en la potencia mundial hacia el 2020.
"Tenemos cientos de problemas, las leyes no son las mejores en materia laboral o fiscal, pero los industriales debemos pensar que este asunto es nuestro problema y no el de los políticos".
Y lo demuestra. El corporativo vende 250 mil automóviles anuales a través de su subsidiaria TATA Motors, la mayoría de su modelo compacto Indigo, el 90 por ciento de ellos para su mercado doméstico y el resto para África.
Este gigante, cuyo capital alcanzó 40 mil 600 millones de dólares al cierre del 2005, tiene presencia en casi toda la industria estratégica y de servicios.
TATA está en el mercado de productos de acero, energía eléctrica, materiales para construcción, autopartes, joyería y relojería, productos químicos, comunicaciones y tecnología de información, seguros y hasta en la producción de té y otros alimentos.
Logró además tasas de crecimiento de 100 por ciento anual desde el 2000, en ventas de servicios de consultoría financiera para España, Portugal e Iberoamérica, incluido México, a través de sus subsidiaria TATA Consulting y su brazo TCS en América.
El conglomerado industrial crece a pasos sorprendentes ya que integra a 10 mil nuevos trabajadores cada año en sus negocios.
El Gobierno de India también muestra su agresividad en la competencia por la conquista de mercados.
Sus programas gubernamentales vencen el escepticismo de cualquier empresario mexicano hacia el desarrollo de esta nación asiática, que al llegar a Bombay observa la extrema pobreza e insalubridad en que viven la mayoría de sus 11 millones de habitantes.
P.S. Raman, Comisionado de Desarrollo Económico del Gobierno de India, presume el arranque de zonas industriales especiales para el fomento a la exportación que conquistarían a cualquier emprendedor.
Una de ellas es la zona industrial de Santa Cruz que ofrece terrenos en concesión a empresas nacionales y extranjeras con la eliminación de impuestos en los tres niveles de Gobierno hasta en un 30 por ciento.
En 40 hectáreas, Santa Cruz condiciona la concesión tan sólo a mostrar durante 5 años continuos mayores exportaciones que importaciones, estas últimas sin aranceles.
"Ofrecemos la concesión sin impuestos y sólo monitoreamos que en 5 años cumplan con el requisito de una balanza comercial positiva", dijo Raman.
Estas industrias, enclavadas en una nación de mil 100 millones de habitantes, el 60 por ciento de ellos jóvenes, retan a México a competir como ellos, sin una reforma estructural y con altos precios de energéticos.
Pankaj Baliga, vicepresidente de TATA Group, el más importante en esta ciudad de la costa occidental india, sentencia desde ahora que el objetivo trazado es convertir a su país, junto con China, en la potencia mundial hacia el 2020.
"Tenemos cientos de problemas, las leyes no son las mejores en materia laboral o fiscal, pero los industriales debemos pensar que este asunto es nuestro problema y no el de los políticos".
Y lo demuestra. El corporativo vende 250 mil automóviles anuales a través de su subsidiaria TATA Motors, la mayoría de su modelo compacto Indigo, el 90 por ciento de ellos para su mercado doméstico y el resto para África.
Este gigante, cuyo capital alcanzó 40 mil 600 millones de dólares al cierre del 2005, tiene presencia en casi toda la industria estratégica y de servicios.
TATA está en el mercado de productos de acero, energía eléctrica, materiales para construcción, autopartes, joyería y relojería, productos químicos, comunicaciones y tecnología de información, seguros y hasta en la producción de té y otros alimentos.
Logró además tasas de crecimiento de 100 por ciento anual desde el 2000, en ventas de servicios de consultoría financiera para España, Portugal e Iberoamérica, incluido México, a través de sus subsidiaria TATA Consulting y su brazo TCS en América.
El conglomerado industrial crece a pasos sorprendentes ya que integra a 10 mil nuevos trabajadores cada año en sus negocios.
El Gobierno de India también muestra su agresividad en la competencia por la conquista de mercados.
Sus programas gubernamentales vencen el escepticismo de cualquier empresario mexicano hacia el desarrollo de esta nación asiática, que al llegar a Bombay observa la extrema pobreza e insalubridad en que viven la mayoría de sus 11 millones de habitantes.
P.S. Raman, Comisionado de Desarrollo Económico del Gobierno de India, presume el arranque de zonas industriales especiales para el fomento a la exportación que conquistarían a cualquier emprendedor.
Una de ellas es la zona industrial de Santa Cruz que ofrece terrenos en concesión a empresas nacionales y extranjeras con la eliminación de impuestos en los tres niveles de Gobierno hasta en un 30 por ciento.
En 40 hectáreas, Santa Cruz condiciona la concesión tan sólo a mostrar durante 5 años continuos mayores exportaciones que importaciones, estas últimas sin aranceles.
"Ofrecemos la concesión sin impuestos y sólo monitoreamos que en 5 años cumplan con el requisito de una balanza comercial positiva", dijo Raman.
Estas industrias, enclavadas en una nación de mil 100 millones de habitantes, el 60 por ciento de ellos jóvenes, retan a México a competir como ellos, sin una reforma estructural y con altos precios de energéticos.
Pankaj Baliga, vicepresidente de TATA Group, el más importante en esta ciudad de la costa occidental india, sentencia desde ahora que el objetivo trazado es convertir a su país, junto con China, en la potencia mundial hacia el 2020.
"Tenemos cientos de problemas, las leyes no son las mejores en materia laboral o fiscal, pero los industriales debemos pensar que este asunto es nuestro problema y no el de los políticos".
Y lo demuestra. El corporativo vende 250 mil automóviles anuales a través de su subsidiaria TATA Motors, la mayoría de su modelo compacto Indigo, el 90 por ciento de ellos para su mercado doméstico y el resto para África.
Este gigante, cuyo capital alcanzó 40 mil 600 millones de dólares al cierre del 2005, tiene presencia en casi toda la industria estratégica y de servicios.
TATA está en el mercado de productos de acero, energía eléctrica, materiales para construcción, autopartes, joyería y relojería, productos químicos, comunicaciones y tecnología de información, seguros y hasta en la producción de té y otros alimentos.
Logró además tasas de crecimiento de 100 por ciento anual desde el 2000, en ventas de servicios de consultoría financiera para España, Portugal e Iberoamérica, incluido México, a través de sus subsidiaria TATA Consulting y su brazo TCS en América.
El conglomerado industrial crece a pasos sorprendentes ya que integra a 10 mil nuevos trabajadores cada año en sus negocios.
El Gobierno de India también muestra su agresividad en la competencia por la conquista de mercados.
Sus programas gubernamentales vencen el escepticismo de cualquier empresario mexicano hacia el desarrollo de esta nación asiática, que al llegar a Bombay observa la extrema pobreza e insalubridad en que viven la mayoría de sus 11 millones de habitantes.
P.S. Raman, Comisionado de Desarrollo Económico del Gobierno de India, presume el arranque de zonas industriales especiales para el fomento a la exportación que conquistarían a cualquier emprendedor.
Una de ellas es la zona industrial de Santa Cruz que ofrece terrenos en concesión a empresas nacionales y extranjeras con la eliminación de impuestos en los tres niveles de Gobierno hasta en un 30 por ciento.
En 40 hectáreas, Santa Cruz condiciona la concesión tan sólo a mostrar durante 5 años continuos mayores exportaciones que importaciones, estas últimas sin aranceles.
"Ofrecemos la concesión sin impuestos y sólo monitoreamos que en 5 años cumplan con el requisito de una balanza comercial positiva", dijo Raman.
Estas industrias, enclavadas en una nación de mil 100 millones de habitantes, el 60 por ciento de ellos jóvenes, retan a México a competir como ellos, sin una reforma estructural y con altos precios de energéticos.
Pankaj Baliga, vicepresidente de TATA Group, el más importante en esta ciudad de la costa occidental india, sentencia desde ahora que el objetivo trazado es convertir a su país, junto con China, en la potencia mundial hacia el 2020.
"Tenemos cientos de problemas, las leyes no son las mejores en materia laboral o fiscal, pero los industriales debemos pensar que este asunto es nuestro problema y no el de los políticos".
Y lo demuestra. El corporativo vende 250 mil automóviles anuales a través de su subsidiaria TATA Motors, la mayoría de su modelo compacto Indigo, el 90 por ciento de ellos para su mercado doméstico y el resto para África.
Este gigante, cuyo capital alcanzó 40 mil 600 millones de dólares al cierre del 2005, tiene presencia en casi toda la industria estratégica y de servicios.
TATA está en el mercado de productos de acero, energía eléctrica, materiales para construcción, autopartes, joyería y relojería, productos químicos, comunicaciones y tecnología de información, seguros y hasta en la producción de té y otros alimentos.
Logró además tasas de crecimiento de 100 por ciento anual desde el 2000, en ventas de servicios de consultoría financiera para España, Portugal e Iberoamérica, incluido México, a través de sus subsidiaria TATA Consulting y su brazo TCS en América.
El conglomerado industrial crece a pasos sorprendentes ya que integra a 10 mil nuevos trabajadores cada año en sus negocios.
El Gobierno de India también muestra su agresividad en la competencia por la conquista de mercados.
Sus programas gubernamentales vencen el escepticismo de cualquier empresario mexicano hacia el desarrollo de esta nación asiática, que al llegar a Bombay observa la extrema pobreza e insalubridad en que viven la mayoría de sus 11 millones de habitantes.
P.S. Raman, Comisionado de Desarrollo Económico del Gobierno de India, presume el arranque de zonas industriales especiales para el fomento a la exportación que conquistarían a cualquier emprendedor.
Una de ellas es la zona industrial de Santa Cruz que ofrece terrenos en concesión a empresas nacionales y extranjeras con la eliminación de impuestos en los tres niveles de Gobierno hasta en un 30 por ciento.
En 40 hectáreas, Santa Cruz condiciona la concesión tan sólo a mostrar durante 5 años continuos mayores exportaciones que importaciones, estas últimas sin aranceles.
"Ofrecemos la concesión sin impuestos y sólo monitoreamos que en 5 años cumplan con el requisito de una balanza comercial positiva", dijo Raman.
Estas industrias, enclavadas en una nación de mil 100 millones de habitantes, el 60 por ciento de ellos jóvenes, retan a México a competir como ellos, sin una reforma estructural y con altos precios de energéticos.
Pankaj Baliga, vicepresidente de TATA Group, el más importante en esta ciudad de la costa occidental india, sentencia desde ahora que el objetivo trazado es convertir a su país, junto con China, en la potencia mundial hacia el 2020.
"Tenemos cientos de problemas, las leyes no son las mejores en materia laboral o fiscal, pero los industriales debemos pensar que este asunto es nuestro problema y no el de los políticos".
Y lo demuestra. El corporativo vende 250 mil automóviles anuales a través de su subsidiaria TATA Motors, la mayoría de su modelo compacto Indigo, el 90 por ciento de ellos para su mercado doméstico y el resto para África.
Este gigante, cuyo capital alcanzó 40 mil 600 millones de dólares al cierre del 2005, tiene presencia en casi toda la industria estratégica y de servicios.
TATA está en el mercado de productos de acero, energía eléctrica, materiales para construcción, autopartes, joyería y relojería, productos químicos, comunicaciones y tecnología de información, seguros y hasta en la producción de té y otros alimentos.
Logró además tasas de crecimiento de 100 por ciento anual desde el 2000, en ventas de servicios de consultoría financiera para España, Portugal e Iberoamérica, incluido México, a través de sus subsidiaria TATA Consulting y su brazo TCS en América.
El conglomerado industrial crece a pasos sorprendentes ya que integra a 10 mil nuevos trabajadores cada año en sus negocios.
El Gobierno de India también muestra su agresividad en la competencia por la conquista de mercados.
Sus programas gubernamentales vencen el escepticismo de cualquier empresario mexicano hacia el desarrollo de esta nación asiática, que al llegar a Bombay observa la extrema pobreza e insalubridad en que viven la mayoría de sus 11 millones de habitantes.
P.S. Raman, Comisionado de Desarrollo Económico del Gobierno de India, presume el arranque de zonas industriales especiales para el fomento a la exportación que conquistarían a cualquier emprendedor.
Una de ellas es la zona industrial de Santa Cruz que ofrece terrenos en concesión a empresas nacionales y extranjeras con la eliminación de impuestos en los tres niveles de Gobierno hasta en un 30 por ciento.
En 40 hectáreas, Santa Cruz condiciona la concesión tan sólo a mostrar durante 5 años continuos mayores exportaciones que importaciones, estas últimas sin aranceles.
"Ofrecemos la concesión sin impuestos y sólo monitoreamos que en 5 años cumplan con el requisito de una balanza comercial positiva", dijo Raman.
Estas industrias, enclavadas en una nación de mil 100 millones de habitantes, el 60 por ciento de ellos jóvenes, retan a México a competir como ellos, sin una reforma estructural y con altos precios de energéticos.
Pankaj Baliga, vicepresidente de TATA Group, el más importante en esta ciudad de la costa occidental india, sentencia desde ahora que el objetivo trazado es convertir a su país, junto con China, en la potencia mundial hacia el 2020.
"Tenemos cientos de problemas, las leyes no son las mejores en materia laboral o fiscal, pero los industriales debemos pensar que este asunto es nuestro problema y no el de los políticos".
Y lo demuestra. El corporativo vende 250 mil automóviles anuales a través de su subsidiaria TATA Motors, la mayoría de su modelo compacto Indigo, el 90 por ciento de ellos para su mercado doméstico y el resto para África.
Este gigante, cuyo capital alcanzó 40 mil 600 millones de dólares al cierre del 2005, tiene presencia en casi toda la industria estratégica y de servicios.
TATA está en el mercado de productos de acero, energía eléctrica, materiales para construcción, autopartes, joyería y relojería, productos químicos, comunicaciones y tecnología de información, seguros y hasta en la producción de té y otros alimentos.
Logró además tasas de crecimiento de 100 por ciento anual desde el 2000, en ventas de servicios de consultoría financiera para España, Portugal e Iberoamérica, incluido México, a través de sus subsidiaria TATA Consulting y su brazo TCS en América.
El conglomerado industrial crece a pasos sorprendentes ya que integra a 10 mil nuevos trabajadores cada año en sus negocios.
El Gobierno de India también muestra su agresividad en la competencia por la conquista de mercados.
Sus programas gubernamentales vencen el escepticismo de cualquier empresario mexicano hacia el desarrollo de esta nación asiática, que al llegar a Bombay observa la extrema pobreza e insalubridad en que viven la mayoría de sus 11 millones de habitantes.
P.S. Raman, Comisionado de Desarrollo Económico del Gobierno de India, presume el arranque de zonas industriales especiales para el fomento a la exportación que conquistarían a cualquier emprendedor.
Una de ellas es la zona industrial de Santa Cruz que ofrece terrenos en concesión a empresas nacionales y extranjeras con la eliminación de impuestos en los tres niveles de Gobierno hasta en un 30 por ciento.
En 40 hectáreas, Santa Cruz condiciona la concesión tan sólo a mostrar durante 5 años continuos mayores exportaciones que importaciones, estas últimas sin aranceles.
"Ofrecemos la concesión sin impuestos y sólo monitoreamos que en 5 años cumplan con el requisito de una balanza comercial positiva", dijo Raman.
Estas industrias, enclavadas en una nación de mil 100 millones de habitantes, el 60 por ciento de ellos jóvenes, retan a México a competir como ellos, sin una reforma estructural y con altos precios de energéticos.
Pankaj Baliga, vicepresidente de TATA Group, el más importante en esta ciudad de la costa occidental india, sentencia desde ahora que el objetivo trazado es convertir a su país, junto con China, en la potencia mundial hacia el 2020.
"Tenemos cientos de problemas, las leyes no son las mejores en materia laboral o fiscal, pero los industriales debemos pensar que este asunto es nuestro problema y no el de los políticos".
Y lo demuestra. El corporativo vende 250 mil automóviles anuales a través de su subsidiaria TATA Motors, la mayoría de su modelo compacto Indigo, el 90 por ciento de ellos para su mercado doméstico y el resto para África.
Este gigante, cuyo capital alcanzó 40 mil 600 millones de dólares al cierre del 2005, tiene presencia en casi toda la industria estratégica y de servicios.
TATA está en el mercado de productos de acero, energía eléctrica, materiales para construcción, autopartes, joyería y relojería, productos químicos, comunicaciones y tecnología de información, seguros y hasta en la producción de té y otros alimentos.
Logró además tasas de crecimiento de 100 por ciento anual desde el 2000, en ventas de servicios de consultoría financiera para España, Portugal e Iberoamérica, incluido México, a través de sus subsidiaria TATA Consulting y su brazo TCS en América.
El conglomerado industrial crece a pasos sorprendentes ya que integra a 10 mil nuevos trabajadores cada año en sus negocios.
El Gobierno de India también muestra su agresividad en la competencia por la conquista de mercados.
Sus programas gubernamentales vencen el escepticismo de cualquier empresario mexicano hacia el desarrollo de esta nación asiática, que al llegar a Bombay observa la extrema pobreza e insalubridad en que viven la mayoría de sus 11 millones de habitantes.
P.S. Raman, Comisionado de Desarrollo Económico del Gobierno de India, presume el arranque de zonas industriales especiales para el fomento a la exportación que conquistarían a cualquier emprendedor.
Una de ellas es la zona industrial de Santa Cruz que ofrece terrenos en concesión a empresas nacionales y extranjeras con la eliminación de impuestos en los tres niveles de Gobierno hasta en un 30 por ciento.
En 40 hectáreas, Santa Cruz condiciona la concesión tan sólo a mostrar durante 5 años continuos mayores exportaciones que importaciones, estas últimas sin aranceles.
"Ofrecemos la concesión sin impuestos y sólo monitoreamos que en 5 años cumplan con el requisito de una balanza comercial positiva", dijo Raman.
Estas industrias, enclavadas en una nación de mil 100 millones de habitantes, el 60 por ciento de ellos jóvenes, retan a México a competir como ellos, sin una reforma estructural y con altos precios de energéticos.
Pankaj Baliga, vicepresidente de TATA Group, el más importante en esta ciudad de la costa occidental india, sentencia desde ahora que el objetivo trazado es convertir a su país, junto con China, en la potencia mundial hacia el 2020.
"Tenemos cientos de problemas, las leyes no son las mejores en materia laboral o fiscal, pero los industriales debemos pensar que este asunto es nuestro problema y no el de los políticos".
Y lo demuestra. El corporativo vende 250 mil automóviles anuales a través de su subsidiaria TATA Motors, la mayoría de su modelo compacto Indigo, el 90 por ciento de ellos para su mercado doméstico y el resto para África.
Este gigante, cuyo capital alcanzó 40 mil 600 millones de dólares al cierre del 2005, tiene presencia en casi toda la industria estratégica y de servicios.
TATA está en el mercado de productos de acero, energía eléctrica, materiales para construcción, autopartes, joyería y relojería, productos químicos, comunicaciones y tecnología de información, seguros y hasta en la producción de té y otros alimentos.
Logró además tasas de crecimiento de 100 por ciento anual desde el 2000, en ventas de servicios de consultoría financiera para España, Portugal e Iberoamérica, incluido México, a través de sus subsidiaria TATA Consulting y su brazo TCS en América.
El conglomerado industrial crece a pasos sorprendentes ya que integra a 10 mil nuevos trabajadores cada año en sus negocios.
El Gobierno de India también muestra su agresividad en la competencia por la conquista de mercados.
Sus programas gubernamentales vencen el escepticismo de cualquier empresario mexicano hacia el desarrollo de esta nación asiática, que al llegar a Bombay observa la extrema pobreza e insalubridad en que viven la mayoría de sus 11 millones de habitantes.
P.S. Raman, Comisionado de Desarrollo Económico del Gobierno de India, presume el arranque de zonas industriales especiales para el fomento a la exportación que conquistarían a cualquier emprendedor.
Una de ellas es la zona industrial de Santa Cruz que ofrece terrenos en concesión a empresas nacionales y extranjeras con la eliminación de impuestos en los tres niveles de Gobierno hasta en un 30 por ciento.
En 40 hectáreas, Santa Cruz condiciona la concesión tan sólo a mostrar durante 5 años continuos mayores exportaciones que importaciones, estas últimas sin aranceles.
"Ofrecemos la concesión sin impuestos y sólo monitoreamos que en 5 años cumplan con el requisito de una balanza comercial positiva", dijo Raman.