Si bien la congestión en puertos y carreteras provocada por la pandemia ha mejorado un poco en 2023, sigue siendo una fuente significativa de desafíos en el ámbito global del comercio y la logística. Las cadenas de suministro, largas y complejas, han dejado en evidencia la fragilidad de los sistemas de transporte y distribución. Los puertos se encuentran aún sobrecargados y desbordados y enfrentan la escasez de trabajadores y recursos, catástrofes naturales cada vez más intensas y frecuentes derivado del cambio climático, así como crecientes riesgos de robo y violencia política. Todos estos factores de riesgo añaden capas de incertidumbre y complejidad al panorama.
Debido a la congestión, volumen y valor de los bienes acumulados, el cuidado, custodia y control de los puertos y terminales se ha incrementado, haciendo necesario un monitoreo cuidadoso de los límites de las pólizas de seguros. Es crucial asegurarse de que los límites contratados en las pólizas de seguros sean los adecuados, para evitar quedar desprotegidos ante posibles eventualidades. Esta acumulación de grandes cantidades de carga en los puertos y terminales, junto con el un número limitado de barcos de carga y contenedores disponibles, resulta en cuellos de botella que han provocado aumentos sustanciales en los tiempos de envío.
El seguro de carga se ve directamente impactado por esta situación, ya que la mercancía que permanece en un solo lugar por más tiempo es más propensa a sufrir eventos que den lugar a reclamaciones. Los retrasos pueden hacer que algunos puertos operen más allá de su capacidad, lo que a veces requiere desviar contenedores a otros terminales, donde las condiciones de seguridad pueden ser inciertas.
Otro ejemplo de esto es la cobertura de Interrupción de Negocio (BI, por sus siglas en inglés) la cuál ha sido una cobertura estándar en los seguros para puertos y terminales durante muchos años. Sin embargo, la severidad y duración de las disrupciones experimentadas durante y después de la pandemia, han demostrado tener limitaciones, especialmente en cuanto a la compensación ante disrupciones prolongadas y severas.
Más allá de la exposición a BI, la volatilidad en el valor de la carga, exacerbada irónicamente por la escasez de recursos generada por la misma congestión en puertos y terminales, representa un desafío particularmente agudo cuando los tiempos de viaje se prolongan y los precios de ciertos bienes fluctúan drásticamente. Como resultado, las pólizas de seguros contratadas anteriormente, que en su momento tenían límites considerados adecuados, ahora pueden quedarse cortas. Las aseguradoras enfrentan, por tanto, una mayor exposición al riesgo, ya que las indemnizaciones deben ajustarse al alza, incluso cuando se trata de los mismos bienes que se aseguraron inicialmente.
En resumen, la industria aseguradora se enfrenta al reto de adaptarse y evolucionar ante un panorama marítimo congestionado y en constante cambio. Es fundamental reevaluar y ajustar las pólizas de seguros existentes, así como desarrollar nuevas soluciones que proporcionen una cobertura adecuada ante los retos emergentes. Esto requerirá una comprensión profunda de los riesgos globales y la capacidad para adaptarse rápidamente a un mundo en constante cambio.
Te invitamos a consultar la colaboración anterior de Alfredo Careaga: El nearshoring y el proceso de aseguramiento de toda la cadena de valor.
Alfredo Careaga es director de desarrollo de negocios de THB México, empresa internacional dedicada a la intermediación de seguros, reaseguros y gestión de riesgos.
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