Sin embargo, alertan los propios participantes de la industria, esto apenas bastará para superar los niveles que tenía el país en el año 2000, por lo que el avance en esta administración será mínimo.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía y de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), en el primer semestre del año México tuvo una producción total de 1 millón 12 mil 860 automóviles.
Con esta cifra, pronostica la dependencia, la industria cerrará el año con más de 2 millones de unidades “cifra récord que posicionaría a México como un lugar atractivo y seguro para iniciar o seguir consolidando proyectos globales dentro de la industria automotriz”.
Sin embargo, el director de Relaciones Gubernamentales de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), Guillermo Rosales, aclara que “esta cifra que estamos celebrando como un récord, curiosamente es cercana a lo que teníamos en el año 2000, que es hasta el momento el año de mayor producción de vehículos”.
Es decir, las autoridades celebran que en los seis años de la administración se llegue a los dos millones de automóviles producidos, cuando las cifras de la AMIA demuestran en 2000 el nivel fue de 1 millón 889 mil 486 unidades.
“Realmente tenemos seis años perdidos, porque vamos a cerrar el actual sexenio prácticamente en los mismos niveles que cerramos el sexenio anterior”, sostiene el directivo de la AMDA.
De acuerdo con Guillermo Rosales, este incipiente avance en la producción automotriz mexicana tiene varias razones. La primera es que con el inicio de la actual década terminó uno de los mayores ciclos de crecimiento económico de los Estados Unidos.
Muchos analistas esperaban una desaceleración de la economía estadounidense, pero la mezcla de una política monetaria restrictiva y los atentados del 11 de septiembre del 2001 derivaron en una recesión económica cuyos efectos también se sintieron en la economía nacional. Esto, advierte, Rosales, puso en evidencia la enorme dependencia de la industria automotriz mexicana del mercado estadounidense.
“Si a eso le sumamos la conclusión del ciclo de vida de muchos modelos exitosos que se estaban fabricando en México, entonces vemos un doble efecto sobre el sector”, continuó.
A juicio de la AMDA, “más que quedarnos en las cifras de corto plazo, gobierno, distribuidores e industria tenemos que ver qué debemos hacer para atraer más inversiones, diversificar exportaciones, disminuir la dependencia de Estados Unidos y mirar al fortalecimiento del mercado interno; el modelo actual tiene riesgos muy altos por la terrible dependencia con EU”.
Sin embargo, alertan los propios participantes de la industria, esto apenas bastará para superar los niveles que tenía el país en el año 2000, por lo que el avance en esta administración será mínimo.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía y de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), en el primer semestre del año México tuvo una producción total de 1 millón 12 mil 860 automóviles.
Con esta cifra, pronostica la dependencia, la industria cerrará el año con más de 2 millones de unidades “cifra récord que posicionaría a México como un lugar atractivo y seguro para iniciar o seguir consolidando proyectos globales dentro de la industria automotriz”.
Sin embargo, el director de Relaciones Gubernamentales de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), Guillermo Rosales, aclara que “esta cifra que estamos celebrando como un récord, curiosamente es cercana a lo que teníamos en el año 2000, que es hasta el momento el año de mayor producción de vehículos”.
Es decir, las autoridades celebran que en los seis años de la administración se llegue a los dos millones de automóviles producidos, cuando las cifras de la AMIA demuestran en 2000 el nivel fue de 1 millón 889 mil 486 unidades.
“Realmente tenemos seis años perdidos, porque vamos a cerrar el actual sexenio prácticamente en los mismos niveles que cerramos el sexenio anterior”, sostiene el directivo de la AMDA.
De acuerdo con Guillermo Rosales, este incipiente avance en la producción automotriz mexicana tiene varias razones. La primera es que con el inicio de la actual década terminó uno de los mayores ciclos de crecimiento económico de los Estados Unidos.
Muchos analistas esperaban una desaceleración de la economía estadounidense, pero la mezcla de una política monetaria restrictiva y los atentados del 11 de septiembre del 2001 derivaron en una recesión económica cuyos efectos también se sintieron en la economía nacional. Esto, advierte, Rosales, puso en evidencia la enorme dependencia de la industria automotriz mexicana del mercado estadounidense.
“Si a eso le sumamos la conclusión del ciclo de vida de muchos modelos exitosos que se estaban fabricando en México, entonces vemos un doble efecto sobre el sector”, continuó.
A juicio de la AMDA, “más que quedarnos en las cifras de corto plazo, gobierno, distribuidores e industria tenemos que ver qué debemos hacer para atraer más inversiones, diversificar exportaciones, disminuir la dependencia de Estados Unidos y mirar al fortalecimiento del mercado interno; el modelo actual tiene riesgos muy altos por la terrible dependencia con EU”.
Sin embargo, alertan los propios participantes de la industria, esto apenas bastará para superar los niveles que tenía el país en el año 2000, por lo que el avance en esta administración será mínimo.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía y de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), en el primer semestre del año México tuvo una producción total de 1 millón 12 mil 860 automóviles.
Con esta cifra, pronostica la dependencia, la industria cerrará el año con más de 2 millones de unidades “cifra récord que posicionaría a México como un lugar atractivo y seguro para iniciar o seguir consolidando proyectos globales dentro de la industria automotriz”.
Sin embargo, el director de Relaciones Gubernamentales de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), Guillermo Rosales, aclara que “esta cifra que estamos celebrando como un récord, curiosamente es cercana a lo que teníamos en el año 2000, que es hasta el momento el año de mayor producción de vehículos”.
Es decir, las autoridades celebran que en los seis años de la administración se llegue a los dos millones de automóviles producidos, cuando las cifras de la AMIA demuestran en 2000 el nivel fue de 1 millón 889 mil 486 unidades.
“Realmente tenemos seis años perdidos, porque vamos a cerrar el actual sexenio prácticamente en los mismos niveles que cerramos el sexenio anterior”, sostiene el directivo de la AMDA.
De acuerdo con Guillermo Rosales, este incipiente avance en la producción automotriz mexicana tiene varias razones. La primera es que con el inicio de la actual década terminó uno de los mayores ciclos de crecimiento económico de los Estados Unidos.
Muchos analistas esperaban una desaceleración de la economía estadounidense, pero la mezcla de una política monetaria restrictiva y los atentados del 11 de septiembre del 2001 derivaron en una recesión económica cuyos efectos también se sintieron en la economía nacional. Esto, advierte, Rosales, puso en evidencia la enorme dependencia de la industria automotriz mexicana del mercado estadounidense.
“Si a eso le sumamos la conclusión del ciclo de vida de muchos modelos exitosos que se estaban fabricando en México, entonces vemos un doble efecto sobre el sector”, continuó.
A juicio de la AMDA, “más que quedarnos en las cifras de corto plazo, gobierno, distribuidores e industria tenemos que ver qué debemos hacer para atraer más inversiones, diversificar exportaciones, disminuir la dependencia de Estados Unidos y mirar al fortalecimiento del mercado interno; el modelo actual tiene riesgos muy altos por la terrible dependencia con EU”.
Sin embargo, alertan los propios participantes de la industria, esto apenas bastará para superar los niveles que tenía el país en el año 2000, por lo que el avance en esta administración será mínimo.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía y de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), en el primer semestre del año México tuvo una producción total de 1 millón 12 mil 860 automóviles.
Con esta cifra, pronostica la dependencia, la industria cerrará el año con más de 2 millones de unidades “cifra récord que posicionaría a México como un lugar atractivo y seguro para iniciar o seguir consolidando proyectos globales dentro de la industria automotriz”.
Sin embargo, el director de Relaciones Gubernamentales de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), Guillermo Rosales, aclara que “esta cifra que estamos celebrando como un récord, curiosamente es cercana a lo que teníamos en el año 2000, que es hasta el momento el año de mayor producción de vehículos”.
Es decir, las autoridades celebran que en los seis años de la administración se llegue a los dos millones de automóviles producidos, cuando las cifras de la AMIA demuestran en 2000 el nivel fue de 1 millón 889 mil 486 unidades.
“Realmente tenemos seis años perdidos, porque vamos a cerrar el actual sexenio prácticamente en los mismos niveles que cerramos el sexenio anterior”, sostiene el directivo de la AMDA.
De acuerdo con Guillermo Rosales, este incipiente avance en la producción automotriz mexicana tiene varias razones. La primera es que con el inicio de la actual década terminó uno de los mayores ciclos de crecimiento económico de los Estados Unidos.
Muchos analistas esperaban una desaceleración de la economía estadounidense, pero la mezcla de una política monetaria restrictiva y los atentados del 11 de septiembre del 2001 derivaron en una recesión económica cuyos efectos también se sintieron en la economía nacional. Esto, advierte, Rosales, puso en evidencia la enorme dependencia de la industria automotriz mexicana del mercado estadounidense.
“Si a eso le sumamos la conclusión del ciclo de vida de muchos modelos exitosos que se estaban fabricando en México, entonces vemos un doble efecto sobre el sector”, continuó.
A juicio de la AMDA, “más que quedarnos en las cifras de corto plazo, gobierno, distribuidores e industria tenemos que ver qué debemos hacer para atraer más inversiones, diversificar exportaciones, disminuir la dependencia de Estados Unidos y mirar al fortalecimiento del mercado interno; el modelo actual tiene riesgos muy altos por la terrible dependencia con EU”.
Sin embargo, alertan los propios participantes de la industria, esto apenas bastará para superar los niveles que tenía el país en el año 2000, por lo que el avance en esta administración será mínimo.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía y de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), en el primer semestre del año México tuvo una producción total de 1 millón 12 mil 860 automóviles.
Con esta cifra, pronostica la dependencia, la industria cerrará el año con más de 2 millones de unidades “cifra récord que posicionaría a México como un lugar atractivo y seguro para iniciar o seguir consolidando proyectos globales dentro de la industria automotriz”.
Sin embargo, el director de Relaciones Gubernamentales de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), Guillermo Rosales, aclara que “esta cifra que estamos celebrando como un récord, curiosamente es cercana a lo que teníamos en el año 2000, que es hasta el momento el año de mayor producción de vehículos”.
Es decir, las autoridades celebran que en los seis años de la administración se llegue a los dos millones de automóviles producidos, cuando las cifras de la AMIA demuestran en 2000 el nivel fue de 1 millón 889 mil 486 unidades.
“Realmente tenemos seis años perdidos, porque vamos a cerrar el actual sexenio prácticamente en los mismos niveles que cerramos el sexenio anterior”, sostiene el directivo de la AMDA.
De acuerdo con Guillermo Rosales, este incipiente avance en la producción automotriz mexicana tiene varias razones. La primera es que con el inicio de la actual década terminó uno de los mayores ciclos de crecimiento económico de los Estados Unidos.
Muchos analistas esperaban una desaceleración de la economía estadounidense, pero la mezcla de una política monetaria restrictiva y los atentados del 11 de septiembre del 2001 derivaron en una recesión económica cuyos efectos también se sintieron en la economía nacional. Esto, advierte, Rosales, puso en evidencia la enorme dependencia de la industria automotriz mexicana del mercado estadounidense.
“Si a eso le sumamos la conclusión del ciclo de vida de muchos modelos exitosos que se estaban fabricando en México, entonces vemos un doble efecto sobre el sector”, continuó.
A juicio de la AMDA, “más que quedarnos en las cifras de corto plazo, gobierno, distribuidores e industria tenemos que ver qué debemos hacer para atraer más inversiones, diversificar exportaciones, disminuir la dependencia de Estados Unidos y mirar al fortalecimiento del mercado interno; el modelo actual tiene riesgos muy altos por la terrible dependencia con EU”.
Sin embargo, alertan los propios participantes de la industria, esto apenas bastará para superar los niveles que tenía el país en el año 2000, por lo que el avance en esta administración será mínimo.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía y de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), en el primer semestre del año México tuvo una producción total de 1 millón 12 mil 860 automóviles.
Con esta cifra, pronostica la dependencia, la industria cerrará el año con más de 2 millones de unidades “cifra récord que posicionaría a México como un lugar atractivo y seguro para iniciar o seguir consolidando proyectos globales dentro de la industria automotriz”.
Sin embargo, el director de Relaciones Gubernamentales de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), Guillermo Rosales, aclara que “esta cifra que estamos celebrando como un récord, curiosamente es cercana a lo que teníamos en el año 2000, que es hasta el momento el año de mayor producción de vehículos”.
Es decir, las autoridades celebran que en los seis años de la administración se llegue a los dos millones de automóviles producidos, cuando las cifras de la AMIA demuestran en 2000 el nivel fue de 1 millón 889 mil 486 unidades.
“Realmente tenemos seis años perdidos, porque vamos a cerrar el actual sexenio prácticamente en los mismos niveles que cerramos el sexenio anterior”, sostiene el directivo de la AMDA.
De acuerdo con Guillermo Rosales, este incipiente avance en la producción automotriz mexicana tiene varias razones. La primera es que con el inicio de la actual década terminó uno de los mayores ciclos de crecimiento económico de los Estados Unidos.
Muchos analistas esperaban una desaceleración de la economía estadounidense, pero la mezcla de una política monetaria restrictiva y los atentados del 11 de septiembre del 2001 derivaron en una recesión económica cuyos efectos también se sintieron en la economía nacional. Esto, advierte, Rosales, puso en evidencia la enorme dependencia de la industria automotriz mexicana del mercado estadounidense.
“Si a eso le sumamos la conclusión del ciclo de vida de muchos modelos exitosos que se estaban fabricando en México, entonces vemos un doble efecto sobre el sector”, continuó.
A juicio de la AMDA, “más que quedarnos en las cifras de corto plazo, gobierno, distribuidores e industria tenemos que ver qué debemos hacer para atraer más inversiones, diversificar exportaciones, disminuir la dependencia de Estados Unidos y mirar al fortalecimiento del mercado interno; el modelo actual tiene riesgos muy altos por la terrible dependencia con EU”.
Sin embargo, alertan los propios participantes de la industria, esto apenas bastará para superar los niveles que tenía el país en el año 2000, por lo que el avance en esta administración será mínimo.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía y de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), en el primer semestre del año México tuvo una producción total de 1 millón 12 mil 860 automóviles.
Con esta cifra, pronostica la dependencia, la industria cerrará el año con más de 2 millones de unidades “cifra récord que posicionaría a México como un lugar atractivo y seguro para iniciar o seguir consolidando proyectos globales dentro de la industria automotriz”.
Sin embargo, el director de Relaciones Gubernamentales de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), Guillermo Rosales, aclara que “esta cifra que estamos celebrando como un récord, curiosamente es cercana a lo que teníamos en el año 2000, que es hasta el momento el año de mayor producción de vehículos”.
Es decir, las autoridades celebran que en los seis años de la administración se llegue a los dos millones de automóviles producidos, cuando las cifras de la AMIA demuestran en 2000 el nivel fue de 1 millón 889 mil 486 unidades.
“Realmente tenemos seis años perdidos, porque vamos a cerrar el actual sexenio prácticamente en los mismos niveles que cerramos el sexenio anterior”, sostiene el directivo de la AMDA.
De acuerdo con Guillermo Rosales, este incipiente avance en la producción automotriz mexicana tiene varias razones. La primera es que con el inicio de la actual década terminó uno de los mayores ciclos de crecimiento económico de los Estados Unidos.
Muchos analistas esperaban una desaceleración de la economía estadounidense, pero la mezcla de una política monetaria restrictiva y los atentados del 11 de septiembre del 2001 derivaron en una recesión económica cuyos efectos también se sintieron en la economía nacional. Esto, advierte, Rosales, puso en evidencia la enorme dependencia de la industria automotriz mexicana del mercado estadounidense.
“Si a eso le sumamos la conclusión del ciclo de vida de muchos modelos exitosos que se estaban fabricando en México, entonces vemos un doble efecto sobre el sector”, continuó.
A juicio de la AMDA, “más que quedarnos en las cifras de corto plazo, gobierno, distribuidores e industria tenemos que ver qué debemos hacer para atraer más inversiones, diversificar exportaciones, disminuir la dependencia de Estados Unidos y mirar al fortalecimiento del mercado interno; el modelo actual tiene riesgos muy altos por la terrible dependencia con EU”.
Sin embargo, alertan los propios participantes de la industria, esto apenas bastará para superar los niveles que tenía el país en el año 2000, por lo que el avance en esta administración será mínimo.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía y de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), en el primer semestre del año México tuvo una producción total de 1 millón 12 mil 860 automóviles.
Con esta cifra, pronostica la dependencia, la industria cerrará el año con más de 2 millones de unidades “cifra récord que posicionaría a México como un lugar atractivo y seguro para iniciar o seguir consolidando proyectos globales dentro de la industria automotriz”.
Sin embargo, el director de Relaciones Gubernamentales de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), Guillermo Rosales, aclara que “esta cifra que estamos celebrando como un récord, curiosamente es cercana a lo que teníamos en el año 2000, que es hasta el momento el año de mayor producción de vehículos”.
Es decir, las autoridades celebran que en los seis años de la administración se llegue a los dos millones de automóviles producidos, cuando las cifras de la AMIA demuestran en 2000 el nivel fue de 1 millón 889 mil 486 unidades.
“Realmente tenemos seis años perdidos, porque vamos a cerrar el actual sexenio prácticamente en los mismos niveles que cerramos el sexenio anterior”, sostiene el directivo de la AMDA.
De acuerdo con Guillermo Rosales, este incipiente avance en la producción automotriz mexicana tiene varias razones. La primera es que con el inicio de la actual década terminó uno de los mayores ciclos de crecimiento económico de los Estados Unidos.
Muchos analistas esperaban una desaceleración de la economía estadounidense, pero la mezcla de una política monetaria restrictiva y los atentados del 11 de septiembre del 2001 derivaron en una recesión económica cuyos efectos también se sintieron en la economía nacional. Esto, advierte, Rosales, puso en evidencia la enorme dependencia de la industria automotriz mexicana del mercado estadounidense.
“Si a eso le sumamos la conclusión del ciclo de vida de muchos modelos exitosos que se estaban fabricando en México, entonces vemos un doble efecto sobre el sector”, continuó.
A juicio de la AMDA, “más que quedarnos en las cifras de corto plazo, gobierno, distribuidores e industria tenemos que ver qué debemos hacer para atraer más inversiones, diversificar exportaciones, disminuir la dependencia de Estados Unidos y mirar al fortalecimiento del mercado interno; el modelo actual tiene riesgos muy altos por la terrible dependencia con EU”.