Llama la atención que Aeroméxico nuevamente esté por volver a ofrecer la carrera de piloto comercial por medio de su centro de capacitación “Aeroméxico Formación”, otrora conocido como “Universidad de Aerovías de México” o “Centro de Capacitación Alas de América”.
De confirmarse la falta de pilotos en nuestro país, la obra “La Aviación Civil en México”, publicada en el año 1999 por Don Manuel Ruiz Romero (Qepd), nos recuerda que ésta sería la segunda vez en la historia en la que el aerotransporte mexicano se vería forzado a encontrar urgentemente la manera de contar con los pilotos que necesita, mismos que, nos debe quedar claro, deben ser mexicanos por nacimiento, no solamente porque así lo marcan las leyes, comenzando por nuestra Constitución, sino porque ello obedece a los mejores intereses estratégicos, económicos y laborales del país.
Cuenta Ruiz Romero que la primera vez que nos faltaron pilotos fue a mediados de los años cuarenta del siglo pasado, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando la nación requirió contar por un lado con los pilotos militares que el estado de guerra que guardaba desde el año 1942 con las potencias del Eje exigía y, por el otro, disponer de los pilotos civiles que necesitaba para apoyar la marcha de una economía pujante.
En este contexto la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes decidió crear en el año 1942 una escuela de aviación civil para formar tales pilotos, a la que llamaron “Escuela de Aviación Civil Cinco de Mayo”, la cual se instaló en el aeródromo “Pablo Sidar” de Puebla, Puebla.
Para el año 1953 los activos de la “Cinco de Mayo” se concentraron en el Centro Internacional de Adiestramiento de Aviación Civil (CIAAC), creado en la Ciudad de México por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) para formar personal técnico aeronáutico latinoamericano y que para el año 1961 ya dependía, tal y como lo hace hasta ahora, de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
Para quienes aspirábamos a obtener la licencia de piloto comercial hace unas cuatro décadas, obtener una de las codiciadas y muy escasa becas del CIAAC era una de las más altas aspiraciones.
Si bien generaciones enteras de competentes pilotos egresaban de escuelas nacionales o convalidaban, con bastante facilidad por cierto, licencias producto de capacitación recibida en el extranjero, la realidad es que las oportunidades para comenzar a volar para una de las dos grandes aerolíneas mexicanas de entonces (Aeroméxico y Mexicana), se incrementaban significativamente para los egresados del CIAAC, institución de la que ya no emanan pilotos, pero valida su profesionalización como instancia legalmente facultada para calificar las competencias de aviadores que pretendan ostentar el título de Técnico Superior Universitario Piloto Comercial de Aeronaves de Ala Fija y así obtener su cédula profesional.
Es así que el Estado mexicano ya no forma pilotos civiles, solamente militares y de manera destacada en las instituciones de sus fuerzas aéreas y navales para atender sus propias necesidades de personal.
Esto va a cambiar un tanto conforme el Centro Internacional de Instrucción de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (CIIASA) en conjunto con la Universidad Regional del Norte (Chihuahua) comiencen a formar pilotos de ala fija en los próximos meses.
Un buen paso adelante sin duda. Soy de la idea que siendo la aviación una actividad estratégica, el gobierno debe asegurarse que cuente con el talento que requiere.
Ojalá y las nuevas generaciones de pilotos mexicanos, egresen de donde egresen, lleguen a tiempo a las cabinas y que la escasez de candidatos no se convierta en verdadera urgencia y nuestro país no termine por verse forzado a recurrir a medidas extremas para cubrir la demanda de pilotos y otros profesionales aeronáuticos capacitados para atender las necesidades de su aviación civil, o que el crecimiento de la misma no se detenga debido a esta variable.
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