Las vicisitudes que enfrentan en la distribución de sus productos, principalmente para el canal de ventas tradicional (“tienda de la esquina”) o directamente con el consumidor final, van desde manifestaciones, tráfico vehicular y hasta nuevas (y cambiantes) reglamentaciones para el autotransporte, en el caso de urbes como la Ciudad de México o Monterrey.
Pero ahí no terminan estos obstáculos. Empresas como Nestlé han realizado esfuerzos para minimizar estos retos. En la actualidad un 6% de sus productos para el consumo se distribuye por esta vía y lo hace a través de vehículos propios.
Sin embargo, “queremos dedicarnos a nuestro core business y dejar la distribución a un tercero especializado”, comentó Salvador Medina, Gerente Nacional de Transporte de Nestlé, durante la reunión mensual del Consejo Nacional de Ejecutivos en Logística y Cadena de Suministro (Conalog).
Medina precisó que una primera necesidad en esta etapa es que estos proveedores de transporte cuenten con la especialización para el manejo del producto con la calidad requerida, por eso mismo ingresan a un proceso interno de certificación por parte de Nestlé.
En el contacto con el dueño de la tienda de la esquina, esta empresa de origen suizo ha migrado a un esquema de preventa con este canal tradicional, para abrir una ventana de tiempo considerable donde conoce las distintas tendencias de ventas de estos clientes para, posteriormente, desarrollar rutas inteligentes de reparto.
Pero en este último punto, el de reparto, sufre otro tipo de obstáculo: la inseguridad. Para reducir estas incidencias ha desarrollado un modelo de monitoreo, en el que utiliza desde cámaras de videovigilancia y custodias fijas y aleatorias, con el cual ha reducido hasta en un 12% los robos en las zonas metropolitanas.
Salvador Medina apuntó también que otra necesidad que enfrentan grandes empresas como Nestlé es la bancarización de sus clientes, ya que el manejo de efectivo en los repartos genera estos mismos problemas de inseguridad.
En otros ejemplos de última milla, para empresas de mensajería y paquetería como Estafeta, el crecimiento del comercio electrónico les ha “obligado” a desarrollar esquemas de entrega al consumidor final más sofisticados para atender lo que se ha llamado como “momentos de verdad”, es decir, cuando una persona se encuentra satisfecha tras la entrega.
Es por ello que en sus entregas ha desarrollado la tecnología necesaria para ofrecer una mayor visibilidad del envío, notificaciones de eventos o incidencias, entre otros.
Una correcta aplicación de la última milla es primordial, ante la tendencia de la rapidez actual (en las entregas) y la exigencia en la calidad del servicio”, dijo Emmanuel Ramírez, Gerente de Planeación y Logística de Estafeta.
La distribución de última milla es compleja y se requieren herramientas que consoliden la información de toda la actividad a su alrededor en tiempo real, y no sólo para analizar el pasado sino para hacer previsiones, concordaron los especialistas.
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