Durante años hemos escuchado advertencias sobre las consecuencias del cambio climático en el planeta y nuestra vida diaria. Aunque estas advertencias han sido ignoradas en su mayoría durante todo este tiempo, en los últimos años los efectos han dejado de ser cosas hipotéticas y se han vuelto cada vez más reales. No me refiero solo a la fuerte ola de calor por la cual acabamos de pasar en México, sino también a efectos con repercusiones económicas significativas alrededor del mundo.
El transporte marítimo, una actividad económica indispensable para la humanidad, está sufriendo graves afectaciones debido al cambio climático. Por ejemplo, las graves sequías actuales, junto con el efecto de El Niño, han ocasionado una disminución importante del caudal del Canal de Panamá, resultando en restricciones de navegación y obligando a los barcos a operar con cargas reducidas, a detener por completo sus operaciones hasta que los niveles de agua se estabilicen u optar por rutas alternativas. Esto prolonga los tiempos que le toma al transporte de llegar de punto a punto, y resulta en incrementos en gasto de combustible y retrasos significativos en la cadena de suministro global. A su vez, las interrupciones en las rutas comerciales tienen un efecto dominó en el comercio internacional, afectando diversas industrias y creando incertidumbre en los mercados globales.
Si bien las sequías son un problema relevante, son solo uno de múltiples síntomas del cambio climático que están afectando a la economía global. El cambio climático también está aumentando la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes, tormentas y oleajes peligrosos. Para la temporada de huracanes de 2024 se pronostican entre 15 y 20 tormentas nombradas, de las cuales entre siete y 10 podrían convertirse en huracanes, y tres a cinco de estos podrían ser huracanes mayores (categoría 3 o superior). Estos fenómenos, además de que pueden dañar infraestructuras portuarias, también pueden causar retrasos en la logística, lo cual se ha vuelto más relevante ahora ya que muchas de las alternativas de ruta al canal de Panamá son por mar abierto.
La situación global pone de relieve la necesidad urgente de abordar no sólo las causas del cambio climático, sino también, en el corto y mediano plazo, sus efectos. En el caso de la sequía, es esencial implementar medidas de mitigación, como la construcción de reservorios adicionales y el uso de tecnologías más eficientes en la gestión del agua. En el caso de fenómenos meteorológicos extremos, es crucial adaptar la infraestructura portuaria y los sistemas de transporte marítimo para resistir fenómenos meteorológicos extremos y asegurar la resiliencia del comercio internacional.
Incluso con todas estas medidas implementadas, las consecuencias meteorológicas del cambio climático tienen implicaciones financieras que tanto empresas como individuos buscarán mitigar. En este contexto, herramientas nuevas de administración de riesgo como los seguros paramétricos pueden desempeñar un papel crucial. A diferencia de los seguros tradicionales, que requieren una evaluación de pérdidas y daños para activar un pago, los seguros paramétricos se activan automáticamente cuando se cumple un parámetro predefinido, como un nivel específico de precipitación, la altura del agua en un río o la intensidad de un huracán. Esta característica permite una respuesta rápida y eficiente a las disrupciones causadas por el cambio climático, proporcionando liquidez inmediata a las empresas afectadas.
Si bien estos seguros no son un sustituto perfecto para las pólizas tradicionales, pueden ser un complemento especialmente útil para los operadores de buques y las empresas logísticas, que pueden enfrentar de manera más ágil los daños ocasionados por los fenómenos derivados del cambio climático.
En conclusión, el cambio climático representa una amenaza significativa para el transporte marítimo a nivel mundial. Los fenómenos meteorológicos extremos, como sequías e intensas temporadas de huracanes, subrayan la importancia de tomar acciones proactivas y recurrir a herramientas innovadoras para mitigar los efectos financieros de estos, asegurando la continuidad del comercio internacional.
Te invitamos a consultar la colaboración anterior de Alfredo Careaga: Lecciones del puerto de Baltimore: Impacto y desafíos en el mercado de seguros marítimos.
*Alfredo Careaga es director de Desarrollo de Negocios de THB México, empresa internacional dedicada a la intermediación de seguros, reaseguros y gestión de riesgos.
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