El pasado 15 de noviembre se reiniciaron los enlaces aéreos directos regulares de pasajeros y carga entre México y Venezuela, suspendidos a partir de finales del mes de junio de 2016, cuando Aeroméxico dejó de operar la ruta entre el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y el Aeropuerto “Simón Bolívar” de Caracas, ahora protagonizados por la aerolínea denominada Conviasa, escalando dos veces a la semana en Cancún al volar con equipo Embraer 190, y sin escalas en otras dos frecuencias, pero con equipo Airbus A340-200.
De esta manera, Conviasa se convierte en la tercera aerolínea venezolana en operar regularmente en el mercado de la Ciudad de México tras la desaparición de dos grandes aerolíneas de esa nación: la muy recordada Viasa, cuyos Douglas DC-8-50 y 63 y McDonnell Douglas DC-10-30 eran verdaderos adornos en las plataformas del AICM en el que aterrizaban luego de una parada en el Aeropuerto Internacional “Tocumen” de Panamá, donde también escalaron los vuelos a México de una aerolínea que como tantas en América Latina, alguna vez fue parte del sistema Pan American, me refiero a Avensa, que voló a México con aviones Boeing 727-100 y 200 y 757-200.
Más allá de la importancia de volver a contar con esta conectividad, lo innovador, y por ende, lo que más llama la atención del asunto, es la decisión de emplear al Aeropuerto Internacional “López Mateos” de Toluca, Estado de México, para la realización de estos vuelos en lugar de que los mismos operasen, tal y como uno podría esperar, desde el AICM y así poder aprovechar los tráficos de conexión que alimentan la gran mayoría de los vuelos internacionales en dicha terminal aérea, contribuyendo en muchos casos de manera significativa a su viabilidad financiera.
¿Viabilidad financiera?
Lo cierto es que Conviasa, creada en el año 2004 reemplazar a Viasa, es una aerolínea del estado venezolano, por ende, a nadie debe sorprender que muchas de las rutas que opera no tengan otra justificación que no sean los intereses del actual gobierno de esa convulsionada nación que ha visto emigrar de ella a más de cuatro millones de sus habitantes, muchos de los cuales se han establecido en México, lo que sin duda genera demanda de aerotransporte entre estas naciones.
En este contexto, los nuevos vuelos pueden ser considerados como un interesante ejercicio para de alguna manera validar o finalmente por ahí descartar la viabilidad del llamado Sistema Aeroportuario Metropolitano impulsado por la actual administración federal para el Valle de México y sus alrededores, consistente principalmente en los aeropuertos de Santa Lucía y Toluca, confirmando si tienen la capacidad de ser atractivos para los pasajeros y para las aerolíneas nacionales y extranjeras interesadas en el mercado de la Ciudad de México y su área conurbada, ante la fuerte competencia que les impone el AICM.
No me canso de repetirlo, el problema para la mayoría de las aerolíneas en lo que respecta a Toluca y muy posiblemente para Santa Lucía, es uno de accesibilidad y de rentabilidad, variables que no estoy tan seguro pesan tanto en el caso de los vuelos de Conviasa, que veo como un asunto de conectividad cargado de política.
Sobra decir que le deseo mucha suerte tanto al Aeropuerto de Toluca, como a la aerolínea venezolana con estos vuelos, en los que quiero pensar, el reto va a ser minimizar la necesidad de subsidios.
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