Me entero por los medios de comunicación que el ingeniero y empresario mexicano Carlos Slim compara y cito: “por su impacto social y económico en la región”, el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) con el del Canal de Panamá. ¿En serio?
Si bien me queda claro que el indispensable nuevo aeropuerto, que atenderá la demanda de aerotransporte, principalmente del Valle de México, puede ser considerada como la mayor obra de infraestructura de transporte jamás emprendida en nuestro país, con la derrama económica que ello significa, la realidad es que el impacto que va a tener, sin duda de amplio alcance, no se puede comparar al de una obra del calado y tan estratégica a nivel global como es el Canal de Panamá, que desde que comenzó a ser construido por los franceses en el año 1881 y hasta la fecha, en la que presume su ampliación con participación de empresas del ingeniero Slim, se ha convertido desde su puesta en operación por los norteamericanos en el año 1914 en una vital infraestructura para el comercio y la seguridad estratégica internacionales, cuyo óptimo funcionamiento repercute civil y militarmente en todas las geografías y de la que virtualmente depende la economía de esa hermosa nación istmeña que lo administra desde el año 1999 y a la que transformó radical e integralmente étnica, política y económicamente.
No estoy tan seguro que ese vaya a ser el caso con México y el NAIM.
Me atrevo a afirmar que no hay una infraestructura de transporte más importante y delicada, en términos relativos a nivel mundial que el Canal de Panamá. Si se llegase a cerrar, aún de manera temporal, el tráfico marítimo mundial no tendría alternativas viables en alguna medida que no supongan insostenibles incrementos en las distancias y costos de viaje entre centenares de puertos en todas las geografías.
Sin restar méritos al esfuerzo de ingeniería que rodea al NAIM, no puedo compararlo tampoco en este sentido al que ha supuesto una obra tan compleja y enorme como el canal interoceánico centroamericano.
Es así que, sorprendido por las declaraciones de Slim, intento poner a las dos obras en una perspectiva que me parece más justa. Soy gente de aviación y por ende siempre voy a disfrutar más un aeropuerto que a un puerto marítimo, pero no puedo dejar de reconocer lo que significa el Canal de Panamá, infraestructura que he visitado en varias oportunidades y que no deja de asombrarme.
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