En octubre pasado, en la vía que corre de Zacatecas a Irapuato, un tren con 19 vagones descarriló por una avería suscitada en la infraestructura. A pesar de la cercanía con viviendas y pobladores, no hubo percances. Semanas antes, en Veracruz, un tren con 92 vagones con mercancías peligrosas descarriló en el tramo Arroyo Claro-Isla sin consecuencias humanas, pero ocasionó una explosión con afectaciones en el paraje.
Aunque estas historias no se lean todos los días, las volcaduras y descarrilamientos son una realidad que no se ha erradicado. En los últimos tres meses se registraron siete incidentes de este tipo a lo largo de la República Mexicana, en estados como Zacatecas, Veracruz, Guanajuato, Michoacán y Coahuila.
Entre los factores que causan descarrilamientos y volcaduras están el desgaste de las vías, deslaves por fenómenos naturales que afectan la infraestructura ferroviaria, o incluso por manipulación a las vías por terceros para obtener algún beneficio como acceder a productos transportados, abordar el tren o robar piezas del mismo.
En tanto, una de las principales preocupaciones de las industrias que utilizan el ferrocarril como medio de transporte es la incertidumbre monetaria en cuanto a sus mercancías luego de un incidente, por lo que están asegurando el total de sus cargamentos de manera externa, lo cual de acuerdo con José Luis Fuentes Pochat, Presidente de la Comisión de Transporte de la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin), significa un incremento en el costo de traslado, por lo tanto encarece las mercancías.
Twitter: @Irale1427
Si quieres conocer más acerca de esta historia integrada en la edición de noviembre de la Revista T21, consulta su versión digital en este link páginas 66-68.
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